lunes, 5 de septiembre de 2011

Coches de bebes!

Los coches de bebes, esos carritos a” tracción sangre”, en los que son transportados una importante cantidad de seres humanos, en sus años mas frágiles, son un real atentado contra la seguridad de estos vulnerables ciudadanos del mundo, que cuentan en nuestro país bolivariano con la “Absoluta Prioridad”, pero que en cuestión de resguardo físico peatonal, están absolutamente desprovistos de seguridad, en cualquier parte del planeta donde sea utilizados como opción de transporte callejero; mientras en muchos países es causal de sanciones como la perdida de licencia, multas, condena a servicios sociales y hasta a la perdida de custodia de los hijos, el no llevar a los niños en el asiento de atrás en silla de seguridad y cinturón de seguridad, o al menos sentado con su sujetador cinturón, según su edad, igualmente por llevar a un menor en los asientos delanteros , inclusive si lleva el respectivo cinturón de seguridad. Todas las previsiones que se toman relativas a los automóviles, son totalmente inexistentes para el transito peatonal, al que son sometidos nuestros bebes que al ir en el “Coche” delante del adulto o conductor (de cualquier edad), enfrenta antes que éstos a los vehículos y personas en las esquinas, ellos asoman primero, al cruzar las calles en los semáforos, en las salidas de estacionamientos en las aceras, además de la formación ciudadana aislante: ir por el mundo solo, sin la compañía a la vista, enfrentando las cosas nuevas sin compartir con sus acompañantes “inexistentes” por no estar en el asomo de su visión.
A los niños así como amamantarlos hay que cargarlos en peso , cargados del afecto que genera ese cuerpo a cuerpo, ese sentir las palpitaciones del corazón del cuidador, produciendo las endorfinas que nos permiten crecer , sanar, concentrarnos , aprender, desarrollarse equilibrada y humanamente.
Definitivamente el “cochecito” para bebes es un artefacto realmente infeliz, que debía quedar en el ámbito casero, en lo interno del hogar para estar cerca de la madre o cuidador(a), mientras lo cotidiano ocupa en los quehaceres, mientras el/la niñ@duerme, pero despiert@ debía disfrutar de los brazos, al menos hasta comenzar a deambular por propios medios, es decir año y medio a dos años cuando tardía la destreza de caminar.
Felices los hijos de africanas, indígenas americanas y toda cultura que incluya llevar cargado, en contacto cuerpo a cuerpo, a sus criaturas de relevo.
Dibujo de Omaira Serrano.

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